Es el último paso del maquillaje pero no por eso menos importante. Un maquille perfecto puede arruinarse si no usamos el rubor en la línea correcta. Y además aparte de dar luz y color a las mejillas puede modificar la forma del rostro.
Pueden ser líquidos o en crema, en barra o en polvo.
- En polvo: son apropiados para todo tipo de piel y su fina textura permite usar dos o más capas combinadas.
- En crema: Para pieles normales a secas. Como su color es más intenso hay que usarlo en menor cantidad y extenderlo bien.
- En barra: ideal para las principiantes por ser más fáciles de manejar.
- En liquido: La mayoría tienen una fórmula libre de aceites por lo que convienen a a las pieles grasas ya que se absorbe rápidamente y no luce brillante ni gasoso.
Más: color de la piel
- Piel trigueña: tonos dorados o bronces
- Piel naturalmente sonrosada: tonos vinos o rosados
- Piel pálida o amarillente: tonos anaranjados
Errores comunes son el aplicarlo de forma excesiva y circular o incluso usar el labial como rubor. Lo correcto es hacerlo con una brocha en el centro del pómulo y difuminarlo bien en dirección a las sienes.
La elección del tono es esencial:
- El rosa da un aspecto de frescura
- El beige aporta lozanía
- Y el palo rosa le aporta naturalidad a los pómulos
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