Los polvos bronceadores son herramientas mágicas, capaces de dar no sólo color al rostro, sino, sobre todo, un toque de luz, un aspecto saludable. Si tú también quieres sacarles el máximo partido, toma nota de estos cuatro trucos básicos.
-Es fundamental usar una buena brocha, grande, de pelo suave, exclusiva para los polvos bronceadores. Y además, conviene limpiarla una vez al mes.
-Uno de los errores más frecuentes al usar los polvos bronceadores (y también el colorete) es mojar la brocha demasiado en el producto y aplicarla sobre la piel con el mismo vigor. "Gran error".
Es importante depositar sólo un toque de polvos en la brocha y, sobre todo, acariciar apenas con ella la cara para conseguir un efecto transparente. Si el color no es suficiente, siempre hay tiempo de repetir la aplicación.
Es importante depositar sólo un toque de polvos en la brocha y, sobre todo, acariciar apenas con ella la cara para conseguir un efecto transparente. Si el color no es suficiente, siempre hay tiempo de repetir la aplicación.
-La brocha ha de deslizarse con gestos anchos sobre la piel, para conseguir un reparto del color homogéneo.
-Deben aplicarse en las partes más abombadas del rostro, allí donde primero da el sol: centro de la frente, puente de la nariz, alto de los pómulos, punta de la barbilla…
Una idea práctica para extenderlos es hacer una especie de cruz en el rostro. El producto que quede en la brocha, se aplica por el resto del rostro ...
Una idea práctica para extenderlos es hacer una especie de cruz en el rostro. El producto que quede en la brocha, se aplica por el resto del rostro ...
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